En el tratamiento contra T. cruzi se han utilizado diversos medicamentos, los cuales son en su gran mayoría efectivos desde el punto de vista experimental, pero descartables ya que la dosis necesaria para su efectividad es de carácter tóxico en el ser humano, o genera efectos secundarios como intolerancia digestiva o anemia hemolítica, los cuales son incompatibles con la vida.
En la actualidad, las drogas utilizadas son: nifurtimox, sustancia tripanosomicida potente y el benzanidazol. El uso de ambas drogas requiere vigilancia médica por los efectos adversos que puede traer (dolores de cabeza, vértigo, inapetencia, pérdida de peso, neuropatías, problemas para dormir, erupciones cutáneas).
La respuesta al tratamiento se verá influida por el tipo de cepa del parásito y el estado de evolución de la enfermedad, la cual podrá ser su detención y erradicación.
El tratamiento si bien es efectivo, la acción sobre las lesiones ya establecidas es nula, por lo que en diversos casos se aplican otras acciones para corregir:
Cardiomiopatía con insuficiencia: medicación propia de la insuficiencia
Megacolon: corrección quirúrgica para remover la porción desfuncionalizada (urgencias de fecalomas o vólvulo del sigmoides)
Megaesófagos: acalasia (incapacidad de relajo del musculo liso) por lo que requiere de dilataciones progresivas o tratamiento quirúrgico (operación de Heller)
Dentro del desarrollo de vacunas contra el T cruzi, podemos mencionar que sigue en fase experimental, utilizándose diversas técnicas y estudios obteniéndose resultados promisorios del punto de vista experimental pero aún está lejos de probarse en el ser humano.
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